domingo, 20 de abril de 2008


UN EXCELENTE ANFITRION EN PAMUKKALE Y LA MUJER DE FIERRO
Turquía es un país que jamás pensé visitar, pero por cosas del destino y de oportunidades llegue a Estambul una madrugada de congelado invierno, vía Turkish Airlines desde El Cairo. Turquía me impresionó gratamente, no solo por la inmensidad de su territorio, sino por su cultura, su gente, su historia y modernidad. Me imaginaba un país con una infraestructura más antigua y tradicional, pero me equivoqué. Estambul es una ciudad muy europea y con un gran desarrollo, económico, comercial, y turístico, es la única ciudad en el mundo construida en dos continentes: Asia y Europa. Así como los marroquíes, los turcos también son más liberales y flexibles en cuanto a sus tradiciones y costumbres, a pesar de que el 99% son musulmanes, aunque algunos lo nieguen, es sumamente cosmopolita. Es el puente de nexo entre Europa y Asia a través del Mar de Mármara y son casi 80 millones de habitantes.

Aprendí muchísimo de historia en mi recorrido por Turquía, siempre he dicho que en estos viajes uno aprende mas de historia, geografía y de la vida misma, que en el colegio y la universidad, pues aquí aprendí mas de historia que en ningún otro lado. Es un país con un legado histórico impresionante, fue la capital de tres Imperios sucesivos: Romano, Bizantino y Otomano, posee lugares y reliquias intactas: palacios de Sultanes, culturas como la Persa, los Macedonios, personajes como: Maria Magdalena, Cleopatra, Constantino El Grande y otro mas han dejado huella en esta tierra.

Comencé a recorrer el país en bus, y planifique visitar Pamukkale (castillo de algodón en turco) un sitio que me llamaba mucho la atención no solo porque Cleopatra estuvo allí en uno de sus palacios reales, sino porque es uno de los lugares donde el agua termal es el principal recurso natural, pero lo mas impresionante es que circula por todo el pueblo y la provincia de Denizli lugar donde se encuentra este lugar turístico. Estas aguas atraviesan templos y palacios romanos a través de canales perfectamente diseñados en la antigua ciudad de Heriópolis.

Llegue de madrugada como a las 4am a una estación de bus totalmente desolada, el frío era penetrante. Los pasajeros uno a uno se fueron yendo, la mayoría locales y nos quedamos cuatro personas, entre ellos una pareja de australianos. No tenía idea donde estaba, de hecho debía esperar a que amaneciera, pero apareció un señor de unos 45 años, bajito y amable que nos dijo en inglés a la pareja de turistas y a mí que subiéramos a una camioneta para llevarnos a Pamukkale. Aquí recién entendí que la terminal de buses estaba lejos del pueblo.

Viajamos unos 30 minutos más y en el trayecto observé campo abierto y muy pocas casas estilo cabañas de campo. El chofer y guía, dejó a los australianos en un hotel y yo seguí camino. Llegamos a una oficina de una agencia de viajes y allí termino el recorrido. En seguida le pregunte por un hotel barato, y le dije que esperaría a que amaneciera. Se quedo pensando un poco y me hizo una propuesta, me ofreció su casa para quedarme unos días. Me explico que tenia dos habitaciones vacías y que a veces se quedaban turistas en su casa, y agregó: “de paso que le haces compañía mis hijos y les enseñas inglés”. Me pareció buena persona pero era igual no confiaba en él. Decidí esperar a que amaneciera y me dijo que si quería podía llevarme a su casa para que conociera y que podría dejar mi mochila allí. Se le veía un hombre tranquilo, dedicado a su trabajo mañana, tarde y noche, pero quién era?!, no lo conocía!. A las 7am fui con él a su casa. Llegamos a un conjunto habitacional de varios departamentos, el pueblo era pequeño, con campos de espiga como la cebada, tierra roja, y un clima como de sierra, muy acogedor. Subimos por una escalera estrecha al tercer piso y al entrar, un pasillo: la primera puerta a la derecha una especie “sala” con dos sofás grandes y cojines. En la segunda puerta la cocina, en la tercera una salita con una mesita baja y redonda, cuadros de dos niños, una niña y un niño, supuse que en este lugar era donde comían, y mas allá dos habitaciones mas. Mientras Kerim – así se llamaba el guía- me mostraba los ambientes de su casa, aparecieron dos niños semidormidos en pijama: Besir de 8 años y Narim un niña muy vivaz de 12 años. Kerim nos presento y ellos con mucha desconfianza me dijeron: Hello!, ella hablaba muy bien ingles más que el pequeño.

Kerim no paraba de hablar conmigo, me contó su vida en 15 minutos. Se caso con una mujer nacionalidad China, vivieron unos años y luego ella lo abandono con los niños muy pequeños, él es padre y madre para sus hijos, les prepara el desayuno, la comida, pero los niños también se cocinan, son autosuficientes, se visten solos y se van solos al colegio mientras él se va a trabajar a la agencia. A veces regresa de su trabajo al mediodía a cocinar y los espera para comer y luego regresa a la agencia y se queda allí toda la noche, prácticamente los niños están solos todo el tiempo. Sentí que necesitaba conversar con alguien de su vida y desahogarse!. Este no fue mi primer encuentro con turcos, ya había estado recorriendo Turquía varias semanas, y a estas alturas los turcos me parecían personas un poco frías, duras, a veces hoscos y huraños, respetuosos, pero un poco distantes, pero una vez más comprobé que la gente del interior de un país es distinta. Al final me dijo: Do you want to eat with us? así que me quite los zapatos como es la costumbre, y me senté en el piso a desayunar: té, hígado frito con crema de tomate, pan, mantequilla, y aceitunas.

“Si deseas deja aquí tus cosas, visitas los lugares turísticos y luego sí decides quedarte me avisas.”, dijo. Me dio mas confianza pero aun no sabia que hacer, no había decidido nada, estaba muy agotada y ya eran muchas impresiones en tan corto tiempo, así que dejé mis cosas e inicie mi caminata por el pueblo. Me fui a las piscinas naturales de cal que se han formado en las laderas de los cerros que rodean a la antigua ciudad Bizantina de Heriopolis. Lo maravilloso y espectacular de este sitio es que estas pozas parecen nieve a lo lejos, y lo que ha pasado es que el agua al caer por las laderas de los cerros en cascada han formado capas blancas de piedra caliza que al secarse con el sol han solidificado los minerales que contienen estas aguas, da la impresión de ser una catarata congelada. Este bosque esta cubierto de una vegetación muy frondosa, y en los alrededores se observa zonas de piedra y tierra roja. La gente sube al cerro por un sendero delimitado, pero con mucho cuidado porque es fácil resbalarse, es como si uno estuviera caminando sobre bloques de sal solidificado en los cerros.

Me gusto mucho el sitio, es inmenso, recorrí todos los canales de agua termal -35 y 45 ºC- con minerales como el calcio y bicarbonatos. Recorrí también toda la ciudad de Heriópolis: coliseos romanos, plazas, mausoleos, calles intactas con estatuas de mármol de Dioses griegos como Apolo, Artemisa, me sentía en Roma en territorio turco. Estuve en la piscina donde solía bañarse Cleopatra, la gente se deslizaba suavemente en el agua, y todo estaba rodeado de jardines colgantes, estatuas, solo bastaba cerrar los ojos e imaginarse la época. Me tomo un día y medio recorrer todo esta antigua ciudad. Ya eran las siete de la noche y estaba a punto de desmayarme, tenia casi dos días sin dormir y decidí quedarme en casa de Kerim.

Cuando llegue estaban todos en casa y me ofreció comida, pero solo le dije que quería un poco de té manzana, famoso en Turquía y riquísimo. Caí exhausta a las 8pm. En la mañana Narim, me buscó a mi habitación y me dijo: Breakfast?. Tome desayuno sola con los niños, intentando hablar inglés con ellos. Luego, me dio pena dejarlos solos pero me dijeron que ellos irían al colegio en la tarde, así que seguí recorriendo el pueblo y visité otro complejo de aguas termales de aguas ferrosas, por ello el color rojo de la tierra.

En la noche después de caminar todo el día, llegue a la casa, y estaba solo la niña. De pronto y para completar felizmente mi paseo, Kerim me dijo: “Todos los jueves un grupo de agentes de viajes vamos al Hotel Raymond a bañarnos en las piscinas de agua termal ferrosa, el hotel nos da pases, somos seis personas, si deseas ir, partimos en una hora, este es tu pase”. Estaba agotada pero no dude en probar estas aguas. Era el hotel mas lujoso y caro de Pamukkale, cinco estrellas y piscinas estilo romano con todas las comodidades, con el pase podía usar todos los servicios del hotel: masajes, sauna, terapias con flores, hidroterapia, incluido bebidas y comidas, no lo podía creer!!!.

Cuando llegamos Kerim me dijo: “Please, nine o´ clock here in the reception…”, y me dejo allí libre para que yo hiciera lo que quisiera y sin explicarme nada más….maravilloso!!! , no lo podía creer!!, como haría en dos horas para disfrutar todo esto??!!!. Habían turistas por todos lados, recorrí casi todo el hotel, muy lujoso, con todos los servicios, piscinas inmensas de mármol, con asientos, caídas de agua, donde la gente se quedaba largo rato debajo del chorro de agua!!….yo observaba todo, pero ya era momento de entrar a la piscina, el vapor de las aguas cubría todo el ambiente, intente entrar a la piscina poco a poco, pero cuando puse mi pie en el agua, uff me queme horrible!!!…estaba demasiado caliente!, pero como podían aguantar??!! leí los letreros de recomendaciones: “agua con alto poder curativo, posee calcio, fierro aluminio. Bueno para el stress, reumatismo, circulación, corazón, recomendable 20 minutos ….” pero no me atrevía!!!!, estaba demasiado caliente, veía que la gente entraba de golpe, e hice lo mismo y ayyyyyyy!!!!! casi me muero, me queme la cara, todo, estaba hirviendo, sentí en mi cuerpo una sensación extraña, internamente, como una presión, como si me estuvieran estirando la piel, intente echarme. Lo increíble es que mi cuerpo comenzó a adaptarse al agua de más de 40 ºC. Luego observé a muchos turistas tomar el agua e hice lo mismo, pero casi me da un ataque!!!, parecía que estaba tomando metal liquido, sentía puro sabor a fierro y caliente encima!!!!, solo tome dos sorbos, porque era como que hubiera estado masticando platino o aluminio….!!!! Que locura!!!!
A los 10 minutos salí, ya era suficiente, mi cuerpo latía y me sentía extraña, relajada, sentía algo indescriptible, después de unos minutos tenía mucho sueño. Lo disfrute mucho y supongo que mi cuerpo también, esperaba haberme cargado de energía. A las 9pm partimos de vuelta a casa, todos relajados y agradecidos. Esta noche no pude dormir porque tenia un calor interno muy fuerte, y sudaba mucho, creo que me convertí en la mujer de fierro caliente… jajaja!!, entendí que era el efecto de las aguas.

Al día siguiente debía partir a Ankara. Agradecí infinitamente a Kerim y a sus hijos, quienes se encariñaron conmigo y les entregue a cada uno, una artesanía peruana como agradecimiento por su hospitalidad y por abrirme las puertas de su casa. Agradezco haberme encontrado con una persona como Kerim, y ojalá hayan muchas como él, y agradezco que me haya hecho vivir una buena experiencia de viaje en este histórico y caliente huequito de Turquía. Estoy convencida de que una experiencia de viaje depende mucho de cómo sus habitantes lo acojan a uno, sí tienen un buen anfitrión estoy segura que nunca lo olvidarán. Gula-Gula! (anda feliz y regresa feliz, en turco) es lo que desearon al partir. Hasta otro viaje!




5 comentarios:

Unknown dijo...

Hola! Errante:

"El Castillo de Algodón" (Pamukkale) es una de las zonas naturales más increíbles del mundo.

Es conocido y reconocido por sus fuentes termales y desde siempre millares de personas han peregrinado hasta estas fuentes, de una belleza sin igual, en busca de remedios para sus enfermedades sobre todo para aquellas enfermedades del alma. Hay lugares que demuestran que la naturaleza supera la mano del hombre. Uno de ellos es Pamukkale.

Sigo pensando que tienes un ángel de la guarda que te quiere y te protege mucho. Además que debe estar muy cercano(a) a tí.

Anónimo dijo...

Gracias por eso del àngel, aunque a veces he abusado de èl y me han pasado cosas tristes y terribles tambièn, pero en este viaje en particular me tope con buenas personas...guias del camino...y sì, el lugar es maravilloso aun lo tengo claro en mi mente...
Gracias por leerme..

Anónimo dijo...

Hola! Errante Viajera:

Casi, casi te conviertes en viajera hervida y/o sancochada...

Je,Je,Je...

Más que mujer de fierro... creo que eres un imán para atraer gente
desconocida que FELIZMENTE te ha tratado muy bien.

Suerte que tú angelita de la guarda siempre está contigo.

Se tiene que ir a Pamukkale y sentirlo... para entender de lo que se está hablando...

La experiencia es... Guau!!!... increible, indescriptible, etc.

Anónimo dijo...

Hola Anonimo: Ja,ja,ja me gusto eso de viajera sancochada...!. Definitivamente hay que estar en el sitio para sentir la fuerza de lo natural...
Descubre a tu ángel de hecho esta contigo mas cerca de lo que piensas.
Gracias por seguirme...!!!

Anónimo dijo...

“A través de la eternidad
La Belleza descubre Su forma exquisita
En la soledad de la nada;

coloca un espejo ante Su Rostro
y contempla Su propia belleza.

Él es el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado;
ningún ojo excepto el Suyo
ha observado este Universo.

Cada cualidad Suya encuentra una expresión”

Hay lugares que son símbolos del espíritu de Dios y nos transmiten la presencia de él; esto independientemente cuál sea la idea que tengamos de Dios.

Pamukkale según tengo entendido y por los comentarios que han escrito es uno de estos lugares.

Imagínense que casi estuvimos a punto de perder este lugar maravilloso porque los hoteles situados junto a las termas empezaron a cortar el agua que creaba las piscinas naturales y le daban su color característico lo cual provocó un oscurecimiento de las paredes de estas cascadas.

Felizmente se tomaron medidas para corregir esto y poco a poco “El Castillo de algodón” ha ido recuperando su magnificencia.