En los alrededores del Ministerio de
turismo Egipcio
Ya tenía más de un mes en Egipto y me sentía como en mi casa, sabia por donde
moverme, los barrios buenos y no tan buenos, ya sabía cómo moverme en bus,
avión y tren dentro del país, y además era increíble comprobar que el
transporte público local de la gente común, era idéntico al nuestro: paraderos
sencillos e informales, combis, cobradores gritando los nombres de las calles y
avenidas, y micros tan antiguos que parecían latas de gaseosa aplastada! ya
estaba muy adaptada al país y a su gente buena. Pero ya estaba planificando mi
siguiente viaje y este seria a Jordania, así que empecé a
realizar mis averiguaciones.
No quería irme sin visitar el Ministerio de Turismo egipcio, para intercambiar
información, conversar un poco sobre el desarrollo de productos y enterarme
como manejan el tema arqueológico, porque así como nosotros, basta remover la
tierra en cualquier sitio de este territorio para encontrar palacios, figuras,
templos, y miles de tesoros maravillosos.
Así
que primero me fui al Ministerio. Averigüe la dirección y la zona, pregunte que
bus me podía llevar. La zona se llamada
Abbasain como a 20 minutos de Tahrir Square,
la zona donde se encontraba mi hotel. El bus me dejo muy lejos así que camine como 30 minutos. Preguntando a la gente
en la calle, llegue al ministerio. Algunos egipcios hablan inglés y otros no,
pero intentan ayudarte mucho, son muy serviciales, son capaces de acompañarte
hasta tu destino con gran amabilidad.
Me
quede muy sorprendida al ver un enorme edificio de construcción antigua, como
de 10 pisos muy parecido a nuestro Ministerio de Trabajo en la Avenida
Salaverry! Era igualito, por un momento me teletransporté! Muchas ventanas,
colas, ventanillas de atención, un enorme patio de ingreso, un counter de
registro de visitantes, en fin, el mismo sistema! Uno piensa a veces que la organización de las cosas, de los
servicios, y los bancos etc será muy diferente de un país a otro, especialmente
si se trata de un país árabe, pero no es así, hay muchas cosas que son
universales y te hace sentir como si estuvieras en tu tierra y en ello también
incluyo el comportamiento y los sentires de los ciudadanos.
Después
de observar todo a mí alrededor, entré al ministerio. Me dirigí a la mesa de
atención y me presente como una
profesional de turismo del Perú y que trabajaba en la Oficina de
Promoción Turística. Les dije que me interesaba intercambiar información sobre
el desarrollo del turismo en Egipto y Perú, hacer contacto, recabar
información. Inmediatamente me conectaron con la Oficina de Promoción del Turismo
y me guiaron hasta el tercer piso. Cuando llegue al piso, me quede asombrada
del parecido con nuestros ministerios, miles de escritorios alineados uno al
lado de otro, cientos de trabajadores con sus archivadores, papeles apilados haciendo torres.
Llegue
a la oficina de promoción y me atendió un técnico quien muy amablemente me
entregó información y me explico cómo realizaban la promoción en Egipto. Para
mi este país no necesita promoción porque tiene una cultura viva tan fuerte que
su historia vende por si sola. Las calles te transportan inmediatamente a la
época de faraones, carruajes y palacios, casi todo está intacto. La
conversación con este funcionario egipcio fue
maravillosa para mí, aprendí otro estilo de trabajo y otra forma de ver
la promoción de destinos.
Luego de mi visita en el Ministerio, salí a
buscar mi pasaje a Amman (Jordania). Por la zona habían algunas agencias de
viaje y consulte pero el precio no me
convencía. Así que empecé a caminar, buscando más agencias de viaje y no
encontraba más. Me detuve en un paradero de buses para tomar un micro de
regreso al hotel, pero no sabía qué línea debía tomar. En ese momento, sale un
señor de un edificio cercano y me sonríe como queriéndome ayudar, paso
siguiente, le pregunto si hablaba inglés, y me dijo que sí. Entonces le
pregunte dónde podría comprar un pasaje a Jordania.
Menos mal que hablaba inglés, y me dijo podía
comprar unos boletos en la terminal de buses que estaba cerca a su casa y que me
acompañaría hasta ahí. Se le veía buena
gente así que acepte su ayuda. Me llevo a un paradero de combis, sí! como en
Lima idéntico y la tomamos. El señor me pago el pasaje y le ayude a llevar una
de las bolsas que cargaba y otra más pequeña, según él era su sueldo. Cuando
llegamos a la zona el lugar me parecía familiar y me ubique rápidamente, así
que le agradecí y me despedí, pero el señor me retuvo y me dijo: “un momento acompáñame a mi casa”, y acepté, así
que entramos a una calle, que se parecía al centro de Lima, muchos tugurios y
edificios antiguos y viejos, como pasajes y llegamos a un edificio. En el
primer piso, toco el timbre y salió su
esposa por la ventana del piso cinco quien le lanzo una canasta amarrada a una
soga. Allí mi nuevo amigo le puso el paquete que contenía su sueldo y le dijo:
ya regresamos!. Me acompaño a comprar mi pasaje y luego me invito a su casa.
Al llegar a su casa, su esposa me saludó
efusivamente. No entendía tanta amabilidad! Una maravilla! Era un mini
departamento, una sala pequeña con su televisor antiguo, una cocinita y dos dormitorios, unas
alfombras muy lindas y flores por todos lados. Mi amigo se presentó: “Me llamo Nagib”,
me dijo y me mostró desde la
ventana una iglesia que estaba cerca de
la terminal para decirme que ellos eran egipcios católicos ortodoxos.
Hablamos de todo, su casa muy bonita. Tenía
una sala con sillones muy cómodos, un comedor muy acogedor, todo
pequeño. Luego me presento a su esposa,
muy simpática, blanca, alta y de cabello
muy castaño, tenía 31 años, su
nombre Annam. Ellos se mostraban fascinados conmigo, era
como si hubieran descubierto un mundo nuevo, se esforzaban mucho por atenderme,
y trataban en todo momento de que me
sintiera bien.
Nagib, saco fotos de sus viajes, vimos muchas
fotos, especialmente de Alejandría, de India. Annam, me sirvió el té y también participaba en la reunión. Luego me
presentaron a su bebe de un año, muy juguetona. Annam entiende ingles pero no
lo habla y su esposo le traducía todo a ella en árabe. A veces ella me contestaba. Se les veía muy contentos de conocerme. Luego
de ver muchas fotos hablamos de Perú y de los musulmanes que no son de mente
abierta. “No open mind’ decía Nagib.
Luego Annam me pregunto sí no sentía miedo de
viajar sola, y llegar desde tan lejos. Nagib me dijo que en Egipto, las mujeres
musulmanas no viajan solas, solo con su esposo, hermano o con un hombre, que es mal visto
que una mujer musulmana, viaje
sola. Nagib y Annam no son mulsulmanes y
no aceptan esas costumbres, están en desacuerdo. Por ejemplo una mujer
musulmana no puede hablar con cualquier hombre
en la calle y preguntarle algo, ni con mujeres y menos caminar con un
hombre desconocido y entrar a la casa de un desconocido, como yo lo he hecho,
porque la gente la criticaría, la marginaría y la verían como
a una cualquiera, como a una prostituta. Luego hablamos de la edad. Me dijo que
en Egipto si una chica tiene 30 años y no se ha casado es terrible, no
puede ser, es mal visto. Pareciera que ellos no concuerdan con estas ideas y detestan esas costumbres.
Hablamos de mis viajes, de Perú, de las
costumbres. Les comenté que la población en mi país es mayoritariamente
femenina a comparación de Egipto que es al revés. Ya habíamos hablado como 4
horas y eran como las 3.30 pm y seguíamos
hablando. Luego me preguntaron que quería comer y les dije que no y ellos
insistieron. Annam me pregunto si yo comía carne, jamón, berenjena,
en fin. Me llevaron a una sala
donde estaba la tv muy bonita
y jugué un rato con la bebe. Les regale unos los cholitos que llevaba
conmigo de souvenir. Nagib me puso un video con paisajes de naturaleza y
mensajes de paz en árabe y él me traducía.
Mientras Annam cocinaba, preparaba la ensalada, Nagib la ayudaba, y yo veía a
la bebe. Luego colocaron pan en un plato
con tomate y pepino, un plato con berenjenas picantes, un plato
con salchicha, jamón y agua. Yo pedí
cubiertos pero Nagib me dijo: “con la
mano se come mejor”, así que
adelante!.
Ellos comenzaron a mezclar todo y lo ponían en
el pan. Luego tome té y me dijeron que esta era mi casa si quería venir
otro día. Mi visita termino a las 5:30 pm. Ellos se despidieron con mucha pena de mí y yo de ellos. Al salir
me desubique un poco, así que pregunte en el calle hacia donde estaba el centro
de la ciudad, no podía llegar tarde a mi hotel porque iría con otros turistas
al espectáculo de las Pirámides en la
noche.
Realmente fueron muy cariñosos conmigo,
les pedí apoyo para dejar mi
maleta grande antes de viajar a Jordania y me dijeron que no
había problema. Esta familia me hizo sentir como en mi casa, como si
fueran mis familiares cercanos. Es increíble la confianza y la hospitalidad que
me demostró Nagib, en la calle, y como en tan solo unos minutos me invitaba a su hogar sin conocerme mucho y compartía
conmigo su vida familiar. Para mí fue una experiencia maravillosa, única, estuve viviendo un día con una familia
egipcia católica, sencilla, amable, simple, alegre y cariñosa, la cual me
demostró que no somos tan diferentes peruanos y egipcios, que tenemos los
mismos estilos de vida, y que se pueden estrechar lazos de amistad maravillosos
así estemos a miles de kilómetros de distancia y hablemos diferentes idiomas.
Después de casi 16 meses viajando por el
mundo, cuando llegue a Lima encontré un paquete con una carta de Nagib y Annam,
en papel color papiro con un dibujo de las pirámides y con una foto de ellos
donde me saludaban y me enviaban las tres pirámides Keops, Kefren y Micerinos
las que tanto admiro y que están en mi habitación y me llenan de energía
positiva! Hasta otro viaje.